A 47 días para el comienzo del Mundial de Sudáfrica 2010, empezamos en Nuestro Football una serie de artículos dedicados a recordar a los máximos goleadores de la Copa del Mundo desde Uruguay 1930 hasta Alemania 2006, hombres que mostraron a sus equipos el camino de la victoria con lo más importante en el Fútbol: el Gol.
En 1930, la FIFA decidió crear un torneo de Fútbol que agrupara a las mejores selecciones del planeta, lo que culminó con la creación de la Copa del Mundo que se celebraría en Uruguay en conmemoración del centenario de la Jura de la Constitución uruguaya.
En un principio, varios países europeos presentaron su candidatura para albergar la cita, pero las heridas abiertas tras la Guerra Mundial llevaron a Jules Rimet, presidente de la FIFA, a elegir a Uruguay como sede del campeonato del mundo, lo que provocó el rechazo y boicot de muchos de los países invitados.
Aquel Mundial lo ganó Uruguay con 4-2 en la final contra Argentina y un 6-1 en la semifinal contra Yugoslavia, aunque la gran estrella del torneo fue de la albiceleste y se llamaba Guillermo Stábile.
Guillermo Stábile nació el 17 de enero de 1906 en el barrio de Parque Patricios bonaerense. Hijo de padre italiano y madre criolla, se crió en una familia pobre y numerosa. Empezó jugando en el club del barrio, el Sportivo Metán, aunque muy pronto entró en la cuarta división de Huracán.
Guillermo empezó jugando de banda derecha, pero acabó en el puesto de delantero, donde, a pesar de su aspecto frágil, su gran velocidad lo llevó a la fama mundial.
Debutó con Huracán en 1924 en un partido que definía el título ante Boca Juniors, el que su equipo ganó 2-0 coronándose campeón. Con Huracán disputó 118 partidos y marcó 104 goles entre 1924 y 1930, ganando un Campeonato argentino, siendo el segundo mayor artillero del club en el amateurismo por detrás de Ángel Chiesa, que cuenta con casi el doble de partidos.
Su gran velocidad, su remate y su habilidad goleadora lo llevaron a la Selección Argentina en el Sudamericano de 1926, en el que no pudo debutar, aunque su consagración llegaría en el Mundial de Uruguay 1930.
Stábile viajó a Montevideo como reemplazante de Manuel Nolo Ferreira, estrella argentina de la época que venía de participar en los JJ.OO. de Ámsterdam y en el Sudamericano de Lima, pero debido a una crisis nerviosa de otro titular, Norberto Cherro, termina siendo titular.
Su primero gol con Argentina lo consiguió en el minuto 8 del encuentro contra México, el segundo de la Selección en el Mundial y el primero de Stábile. En ese partido anotaría otros dos goles para firmar una gran hattrick en su debut, pero su hazaña no acabó ahí: dos goles le marcó a Chile en el último partido de la fase de grupos, dos a Estados Unidos en el 6-1 de la semifinal y uno en la derrota contra Uruguay en la final, lo que hacen un total de 8 goles en 4 partidos, convirtiéndolo en el primer goleador de un Mundial.
Tras su gran actuación, embarcó en el barco Conte Rosso con rumbo a Génova, cuyo equipo había pagado una cantidad estratosférica para la época por el jugador. quince días después llegaba a Italia, donde lo recibió una gran multitud y las portadas de las revistas lo retrataban. Y Stábile no defraudó: marcó un hattrick en su debut con el Génova.
Su estancia en el Génova estuvo plagada de éxitos y de infortunios, destacando dos roturas de tibia y peroné. Su siguiente parada fue Nápoles, donde extrañamente no consiguió convertir en los 21 partidos que disputó, por lo que fue transferido al Red Star parisino, que lo recibió como “el nuevo ídolo de París”.
Tras su retirada se dedicó a la labor de entrenador, consiguiendo el título de entrenador en Francia, donde aprendió el aspecto más profesional del Fútbol. Pero los primeros tambores de la II Guerra Mundial aceleraron su regreso a argentina tras 9 años en Europa.
Su teoría era que si lograba inculcar en el futbolista argentino la responsabilidad, el orden y la disciplina lograría un Fútbol insuperable. Su primer equipo no podía ser otro que el club que le vio nacer: Huracán. Con el Globo logró un subcampeonato y un tercer puesto.
En su periplo como entrenador de clubes dirigió a San Lorenzo, Estudiantes, Ferro y Racing, logrando con este último tres campeonatos seguidos entre 1949 y 1951, algo muy inusual en esa época.
Vista su habilidad de mando, pasó a entrenar a la Selección argentina donde estuvo más de 20 años disputando 127 partidos, de los que ganó 85 y empató 21. Si hoy en día parece imposible que un técnico aguante tanto tiempo, más imposible es que alguien repita sus campeonatos ganados: seis Campeonatos Sudamericanos (1941, 1945, 1946, 1947, 1955 y 1957). Pero cometió un gran error en el Mundial de Suecia 1958, el único en el que participó Argentina entre 1940 y 1960, donde solo convocó a jugadores locales y apartó a los que brillaban en el extranjero, lo que provocó que solo consiguiera ganar un partido en la fase de grupos y acabara la selección última y eliminada.
Tras el fracaso de Suecia, deja la Selección y la AFA lo nombra presidente de la Escuela de Técnicos, lo que consiguió aliviar su dolor. En 1960 volvió al éxito ganando una Copa Panamericana con el San José de Costa Rica.
El 26 de diciembre de 1966 y en su casa de Avenida Del Trabajo 1235, un paro cardíaco acaba con su vida. El mundo del Fútbol le rindió homenaje y Huracán mantuvo su bandera a media asta.
Stábile fue uno de los precedentes de la publicidad en el Fútbol, llegando a ser contratado para hacer anuncios e incluso películas.
Interesantísim artículo.
ResponderEliminarExcelente idea, enriquece al lector, se aprende de futbol.
Saludos.
Aprendo yo y aprendemos todos, gracias por comentar.
ResponderEliminarYA ME QUEDO CLARO STABILE, QUE BUENO ES LEER ESTO Y FIJAR LA HISTORIA EN LA CABEZA. ME GUSTA MUCHO,PERO QUIERO TAMBIEN DE OPINION,ME GUSTA LA POLEMICA CONTIGO Y CON LOS OTROS LECTORES. ABRAZO GRANDE PARA TODOS.
ResponderEliminarhola soy... bueno los comentarios son buenisimossssssssssssss besossssssss.
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