Ayer se escribió el penúltimo capítulo de uno de los libros más agónicos de la historia de la albiceleste, el de la Clasificación para el Mundial de Sudáfrica 2010, un libro que tiene como protagonista (o antagonista) a Diego Armando Maradona y como héroe efímero a Martín Palermo, que ayer completaba una decena de convocatorias con la Argentina a sus 35 años.
El partido era fundamental para las aspiraciones de Argentina en el Mundial y el telón de fondo no podía ser peor: Brasil clasificada en el primer puesto, Maradona fracasando estrepitosamente en su aventura a los mandos de la albiceleste y un equipo nacido muy prematuramente y sin ideas.
Argentina salió al terreno del Monumental con Romero; Jonás, Schiavi, Heinze, Insúa; Mascherano, Enzo Pérez, Di María; Aimar, Messi e Higuaín. En principio, los grandes ausentes de la noche fueron Agüero, Tévez y por supuesto Riquelme, cuya ausencia cada vez pasa más factura a una selección sin ideas como la argentina.
La primera parte de Argentina fue un dominio aplastante pero demasiado nervioso, pero aun así hubo varias ocasiones, dos de ellas muy claras, primero en el minuto 19, cuando Higuaín falló a puerta vacía tras un hermoso pase de la muerte de Di María, que se mostró muy desbordante, y después, a cinco minutos del final, un zurdazo violento de Messi que por culpa del efecto se fue por muy poco.
En el segundo tiempo, todo se volvió loco paulatinamente. Primero, entró el héroe Palermo por el medio de Estudiantes Enzo Pérez, que no pudo hacer mucho en la primera mitad de su debut. Nada más empezar, Vargas enganchó desde la frontal un saque de esquina y la mandó al larguero ante la mirada atónita de Romero y el silencio sepulcral del Monumental, pero solo un minuto después, y tras un gran pase de Aimar, Higuaín puso el 1 – 0 para el delirio de los aficionados de argentinos, que con ese resultado y el empate de Ecuador contra Uruguay, ya se veían en el Mundial.
Después del gol, los peruanos se animaron en incluso pudieron marcar en un uno contra uno que desvió Romero y después en el rebote, que le pegó a Insúa en el codo, aunque este estaba pegado al cuerpo, por lo que no hubo penalti.
Entonces, empezó la media hora más intensa y épica de los últimos tiempos. En el minuto 60 de partido, la lluvia apareció, acompañada del viento, provocando un ambiente muy tenso y un marco excepcional para el desenlace del encuentro.
En el minuto 67 Maradona quitó a un desacertado Higuaín y metió a De Michelis, lo que dejaba bien claras sus intenciones, pero solo cinco minutos después llegó una mala noticia al estadio de River Plate: Ecuador se ponía por delante ante Uruguay dejando a Argentina en la quinta plaza a pesar de la victoria. Pero solo un minuto más tarde Uruguay empataba y la esperanza volvía a las gradas Monumental con el conjunto de Maradona en la cuarta posición.
Poco a poco las cámaras se iban llenando de agua y el viento no dejaba que hubiera movimientos fluidos, lo que unido a la mala visibilidad convertía al Estadio Antonio Vespucio Liberti en un infierno de agua y viento que dejaba de lado el juego bonito para pasar a la lucha.
Entonces, en el minuto 90 se desencadenó el frenesí final. Rengifo había rematado totalmente solo y había conseguido batir a Romero, dejando a Argentina muy mal parada en su lucha para entrar en el Mundial.
Pero cuando todo estaba perdido, algo ocurrió, una luz brilló en el temporal y el mundo se paró para rendirse a los pies de un titán que salvaba a todo un país de la desesperación.
En la salida de un córner, el balón muy pasado cayó en los pies de Di María en la esquina del área, y sin dudarlo, lo centró, pero otra vez recorrió toda la frontal del área chica para caer a los pies del “Pocho” Insúa, que sin dudarlo le pegó duro y abajo. La pelota pegó en uno, en dos, hasta en tres peruanos antes de llegar a los pies del salvador Palermo, que en el segundo palo la empujaba y metía a Argentina en el Mundial.
El Monumental coreaba el nombre del jugador de Boca, todos los argentinos se unían para celebrar lo que acababa de pasar, algo indudablemente mágico y que coloca a Palermo en la historia del Fútbol.
Del partido hay que destacar el hecho de que tras el experimento de Aimar, Argentina sigue buscando su 10, ya que el “Payasito” completó ayer un partido penoso, con solo una jugada buena, la asistencia a Higuaín, ya que el resto de los balones que tocó se contaron por pérdidas, llegando incluso a perder ocho balones seguidos.
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