Las remontadas, un seguro de adrenalina, una muestra de las debilidades del rival cuando parece que tiene bien el partido. Algo que te deja con una inexplicable sensación respondiendo a las preguntas de los aficionados de por qué se pierde. Pero hay algunas remontadas mejores que otras, con más presión, donde los nervios se crispan y nadie se hace responsable de sus actos y donde te puedes imaginar, simplemente, que todo acabará bien.
Algunas de las más impresionantes remontadas es la de Turquía hace un año en la fase de grupos de la Eurocopa contra la República Checa: los checos se adelantaron en el 34 y así terminó la primera parte, en la reanudación los turcos dominaron pero volvieron a marcar los checos, pero en el 75 algo cambia como tantas veces, y empieza una de las más épicas remontadas hasta conseguir el 3-2, después el portero turco es expulsado y un jugador se puso en la portería. Así pasó Turquía a la siguiente ronda.
Una de las más importantes remontadas es la del Liverpool en la final de la Champions del 2005 contra el Milan en la que en el primer tiempo los reds no pudieron hacer nada de la empanada que tenían y fueron al descanso perdiendo por 3-0. En la segunda parte volvió a tener emoción el partido con un gol de Riise en el 56 y luego todo cayó de su peso, el Liverpool dominó y volvió a meter gol, y cuando los italianos estaban más desmoralizados, no sabían a qué jugar llegó un penalti que Xabi Alonso falla aunque el rebote que cae a sus pies es convertido en gol. Así es culminada la remontada más impresionante e importante de hace mucho tiempo, en la prórroga no sucedería nada y en los penaltis será mejor verlo en el resumen del partido:
La última que pongo es una que nos es reciente, que ha llenado el corazón de millones de personas, que le dio el triunfo al buen juego y el toque; la paciencia y la eficacia (Un tiro a puerta y un gol). Lo que algunos califican de remontada madre, y es que parecía todo perdido, parecía que no habría nada, que todas nuestras ilusiones y esperanzas se irían por un tirazo, cuando nadie se acordaba de cómo apareció ÉL.
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